Joe Dante es un buen director que son sus trabajos (principalmente la comedia de terror) logra captar siempre toda la esencia y la estetica de los años 80 a pesar de poseer algunos filmes no realizados durante dicha década. 'El chip prodigioso' mantiene todo su toque humorístico y tanto su argumento como la película en sí demuestra ser 100% ochentera, guste más o guste menos (personalmente a mí me encanta la esencia ochentera, deliciosamente cutre en algunas películas). En esta comedia fantástica se presentan muchos de los elementos que conseguían que este tipo de películas funcionaran por aquella maravillosa década: argumeto destinado a consumo familiar, director reconocido, actores con fama y un guión que combina muy bien las situaciones divertidas con las más puramente de acción y aventuras. Obviamente no existe credibilidad en las connotaciones científicas que se mencionan a lo largo de su desarrollo y no se puede ni se debe considerar ciencia-ficción seria, solo una comedia más para pasar el rato, agradable y muy entretenida con una interesante mezcla de comedia, fantasía, ciencia-ficción, acción, aventuras y thriller.
En lo referente a las interpretaciones, Dennis Quaid cobró ya su reconocida fama gracias a este filme y a algunos más con los que empezó su carrera a principios de la década. Aquí efectúa una actuación tremendamente carismática y haciendo gala de toda su vena humorística. Martin Short cumple eficientemente como cómico de turno aunque su actuación resulta excesiva por momentos. Mención también para una correcta Meg Ryan cuya popularidad cada vez se encontraba en alza.
En resumen, una interesante comedia fantástica sin apenas base científica, con todo el sello ochentero y de Dante, que resulta muy divertida y entretenida sin más pretensiones que la de divertir y entretener a partes iguales a toda la familia. Recomendable para todos.
·LO MEJOR: Dennis Quaid. Las altas cuotas de humor del guión. Sus faltas de pretensiones científicas.
·LO PEOR: sobra algo de estupidez en el personaje de Jack. Tras el fin se olvida sin dejar huella en la mente.